Biomas de Tucumán
El tapiz vegetal se adapta a las variaciones impuestas por el relieve y el complejo cuadro climático, en el que contrastan el oriente húmedo y boscoso y el occidente árido. La altura impone un escalonamiento en pisos, que da su particular fisonomía a la vegetación tucumana. Por ello la provincia se encuentra bajo la influencia de cuatro biomas: en el extremo noroeste, el bioma estepa de altura; en el centro, la selva tucumana-oranense; al este, el bosque chaqueño, y en el extremo sur de la provincia, el bioma monte.
El primer escalón corresponde a la cálida llanura oriental, poblada originariamente por un bosque de madera dura de tipo chaqueño, hoy muy deteriorado y reemplazado por un monte espinoso.
Al oeste del río Salí, la llanura bien irrigada y de clima más húmedo da lugar a un bosque más rico en especies que sólo se conservan en áreas relictuales, por ser esta la zona de mayor densidad de asentamientos humanos.
La presencia de un sistema montañoso da lugar al aumento de precipitaciones que conlleva a la formación de la selva denominada tucumana-oranense, cuya vegetación varía con la altura. Como las precipitaciones son estivales, la actividad vegetal hace una pausa invernal.
En los sectores densos y húmedos abundan las lianas, las enredaderas y las epífitas, debido a la cantidad de vapor de agua durante el verano. Entre los 1 200 y los 2 500 m de altura, la selva se empobrece y da lugar al piso de laurel y de tipa. El descenso de la temperatura restringe el número de especies al aliso y la queñoa, que normalmente llega hasta los 3 600 m, donde se confunde con los pastizales que dominan en los pisos superiores.
Como contraste, en el oeste árido, el valle de Santa María presenta grandes extensiones de suelo desnudo. El monte xerófilo de algarrobo y churquis, refugiado en las bocas de las quebradas y las zonas más húmedas, alterna con cactáceas y un matorral espinoso que trepa por los primeros faldeos de las sierras.
En las zonas bajas se encuentran aves, como la chuña de patas rojas, la charata, y mamíferos como el zorro de monte. Especialmente las aves realizan desplazamientos estacionales desde las zonas altas hasta las bajas en invierno, y viceversa en verano.
Las especies más representativas son el águila poma -enorme rapaz en peligro de extinción-, los grandes loros -como el guacamayo verde, el de cara roja y frente naranja-, el loro alisero -característico de los bosques de aliso-, las pavas de monte -endémicas de la región- y una multitud de picaflores, pequeñas aves frugívoras, trepadoras e insectívoras.
Entre los mamíferos encontramos el grupo de los herbívoros, representado por el tapir, los pecaríes labiado y de collar, las corzuelas roja y parda, el agutí y el tapetí, un conejo autóctono.
En los pastizales de altura hallamos a otro ciervo autóctono: la taruca o huemul del norte, que se encuentra en peligro de extinción por la caza de la cual es objeto. Pueden observarse sin dificultad otros animales de tamaño mediano, como el hurón grande, el gato tigre y el zorro de monte. Muchas especies de mamíferos son de hábitos exclusivamente arborícolas, como las ardillas, que recorren los troncos en busca de frutos y semillas, y el mono caí, que se mueve en pequeños grupos por las copas de los árboles.
Áreas naturales protegidas
Las áreas protegidas constituyen uno de los mecanismos primordiales de conservación del patrimonio natural y cultural, y sus recursos.
Se denomina Área Protegida a aquel ambiente que cuenta con protección legal y manejo especial, destinado al logro de objetivos de conservación y/o preservación. Su manejo orgánico y estructurado, a través de un Sistema de Áreas Protegidas, es el punto medular de cualquier programa en la materia.
La provincia cuenta parque nacional y parques provinciales, reserva natural, universitaria, natural estricta, parque universitario, las que se encuentran bajo administración provincial y universitaria.
Parque Nacional Campo de los Alisos, fue creado para proteger a un sector representativo de la selva tucumano-oranense y del bosque chaqueño.