Clima de Tierra del Fuego
La provincia se encuentra bajo el clima frío húmedo, caracterizado por temperaturas medias anuales por debajo de los 7°C y precipitaciones orográficas que oscilan entre 400 y 600 mm por año, concentradas en invierno. En la Antártida el clima es frío nival, con temperaturas medias permanentes por debajo de los 0ºC y precipitaciones níveas.
El clima seco del nordeste de la Isla Grande de Tierra del Fuego impide la formación de glaciares aun por encima de los 1 000 m. El hielo actual es un pobre remanente de los extensos glaciares. En invierno hay nieve, pero el Canal Beagle y su bahía nunca se hielan y tampoco llegan témpanos a la deriva. Sí influye la corriente fría de las Malvinas, que deprime las temperaturas medias y genera un verano fresco que no supera los 10°C.
Nieblas espesas, lloviznas y cielos despejados configuran un tiempo irregular a lo largo de la prolongada jornada diurna estival, que en estas latitudes excede las 18 horas. En los valles intermontanos el clima es notablemente más moderado y el viento no alcanza la frecuencia e intensidad que manifiesta en el llano oriental. Las masas de aire húmedas provenientes del sudoeste provocan copiosas lluvias que disminuyen sensiblemente a medida que se avanza hacia el nordeste.
Sobre la Antártida existe contraste. Las dos zonas climáticas del sector antártico se hallan representadas en sus costas opuestas: la marítima, que se hace sentir en su litoral occidental y archipiélagos vecinos, y la continental, que corresponde a la cuenca del mar de Weddell y áreas bajo su influencia.
Las diferencias entre ambos ámbitos son muy marcadas y se reflejan en diversas condiciones: la navegación estival del mar de Bellingshausen es fácil hasta más allá del círculo polar, lo cual lo ha convertido en un escenario tradicional para las expediciones y asentamientos científicos, militares y, en el pasado, de cacería.
Por el contrario, las aguas polares de Weddell, pobladas de témpanos y hielos marinos, configuran un área de difícil acceso. Los fuertes y fríos vientos que la barren determinan un régimen térmico más extremo que el de la porción occidental, donde las amplitudes son menores y las precipitaciones abundantes, gracias a las condiciones del relieve y al régimen de vientos.
La distribución de tierras y mares y la elevada altura media del continente hacen que el invierno antártico sea más riguroso que el del Ártico.
Las Islas Malvinas se sitúan a igual latitud que Río Gallegos, pero sus rasgos climáticos son más uniformes debido a la influencia marítima. La temperatura media anual es casi idéntica a la de la costa patagónica, aunque sus inviernos son más suaves y los veranos más frescos. El frío es soportable, ya que a pesar de que se registran heladas y neviscas casi todos los meses, las marcas termométricas nunca descienden más allá de los -11°C.
La posición del archipiélago en mar abierto, lo coloca en pleno camino de los vientos dominantes del oeste y sudoeste. Estos soplan casi sin cesar, con elevados promedios de frecuencia y una velocidad media de 25 a 30 km/h durante todo el año. El carácter marítimo del clima se refleja igualmente en la humedad relativa, que es muy elevada durante todo el año, con un apreciable incremento en invierno.
Las exiguas evaporación y evapotraspiración se originan en las bajas temperaturas y la reducida exposición solar, que las retardan y, en consecuencia, determinan balances hídricos constantemente positivos, a pesar de la considerable escasez de precipitaciones. Su total anual no excede los 700 mm, distribuidos uniformemente a lo largo del año con un leve aumento al final del verano.