Relieve e Hidrografía de Santiago del Estero
Santiago del Estero es una extensa llanura, casi sin pendiente. Existen en sus márgenes sudoccidentales algunos relieves de escasa magnitud, que constituyen las estribaciones de las sierras pampeanas y forman parte del basamento cristalino.
Se trata de una llanura de gran horizontalidad, cuyos accidentes más notables apenas son lomadas anchas y chatas, además de las hondonadas en que se ubican ríos, arroyos y lagunas, los albardones que los cursos dejan en sus crecientes, así como los aibales que testifican cauces abandonados. Las salinas, los bañados y los esteros se originan por las precipitaciones y por el desborde de los ríos, cuyas aguas se asientan sobre terrenos arcillosos, se estancan y dan lugar a estos elementos característicos del paisaje santiagueño.
En las áreas de fuerte evaporación y menor precipitación, es decir, hacia el occidente, se forman salinas de variada extensión, causadas por el ascenso capilar de aguas subterráneas saladas. Sin embargo las más grandes, las Salinas de Ambargasta, parecen tener distinto origen.
Sobre este llano relieve sólo se destacan las breves elevaciones de las sierras pampeanas, constituidas en el sur por meras estribaciones septentrionales del sistema cordobés (Sierras de Sumampa y Ambargasta), que van a sumergirse en la planicie hacia los 29° latitud sur, con una altura máxima de 630 m.
Pese a su escaso desarrollo y altura, presentan los caracteres generales de las sierras pampeanas, es decir, orientación norte-sur, aislamientos en medio de la llanura, con pendiente suave al este y frente abrupto al oeste.
Al norte, la Sierra de Guasayán, inversamente, presenta un perfil opuesto: un flanco oriental empinado, por cuyo pie corre una importante línea de falla, mientras que la pendiente occidental cae suavemente hacia el oeste.
Esa sierra, ubicada al noroeste de la depresión de las Salinas de Ambargasta, es un cordón que emerge como bloque aislado al sur de Río Hondo y que, tras alcanzar la mayor altura de la provincia, se continúa con simples ondulaciones de la planicie hasta el este de las Salinas de San Bernardo -en la provincia de Catamarca-.
La morfología de la Sierra de Guasayán atestigua los intensos procesos erosivos a que han sido sometidas las sierras pampeanas, es decir, las formas redondeadas y las cumbres aplanadas.
Los ríos Salado y Dulce son ríos alóctonos de curso casi paralelo, que dan vida a la diagonal fluvial. Esta zona abarca la mayoría de las tierras de cultivo de Santiago del Estero, área donde se asentaron los primeros pobladores.
Si bien ambos ríos tienen similar origen (sus nacientes se encuentran en las altas sierras occidentales que concentran la humedad proveniente del este) y régimen (en verano las intensas precipitaciones serranas arrastran gran caudal), pertenece cada uno de ellos a una cuenca distinta. El río Salado, nacido en el borde de la Puna, integra, como afluente del Paraná, la cuenca del Plata; mientras que el río Dulce entrega sus aguas en la depresión de Mar Chiquita.
El Dulce es el más caudaloso de todos los ríos originados en las sierras pampeanas. Ello ocurre porque en su curso superior, en la provincia de Tucumán, es el colector de una densa red alimentaria, por las copiosas lluvias que caen en la ladera oriental del Aconquija. Las aguas colman el gran de Río Hondo, compartido por Santiago del Estero y Tucumán, borrándose las condiciones originales de nacimiento del río que hoy es emisario de este gran lago artificial.
En su trayecto santiagueño, el río Dulce toma un estilo típicamente alóctono. Sus aguas son ampliamente aprovechadas en una extensa red de canales. Al sur de la ciudad capital comienza a bifurcarse, y en su curso inferior hay varios brazos paralelos con separaciones y uniones seguidas, fruto de las crecientes que en un terreno aluvial plano abren su propio curso o cierran otros anteriores.
Además del Dulce y el Salado, ingresan y se pierden en los salitrosos llanos occidentales santiagueños, cursos temporarios provenientes de la sierra catamarqueña de Ancasti, como el río Albigasta; o del Sistema Subandino, como los ríos Urueña y el Horcones. Este último llega al Salado solamente en años de gran pluviosidad.