Biomas de San Juan

La provincia se encuentra sobre dos grandes biomas: la estepa de altura en las zonas norte y oeste, integrada por gramíneas que forman matas circulares o semicirculares, de pastos duros, y lugares de suelo prácticamente desnudo; el resto del territorio presenta la vegetación típica del monte, con arbustos que tienden a crecer en forma aislada, y árboles que nacen en zonas donde las napas de agua son poco profundas.

La estepa de altura aparece con características de desierto. Allí la vegetación muestra las imperantes condiciones de aridez extrema, aunque con las diferencias que marcan los extensos llanos, con alturas de 500 y 700 m, y las montañas, que superan los 6 000 m. En estas últimas y por debajo del nivel de las nieves eternas, aparecen musgos y líquenes.

Al descender en altura, se presentan suelos pedregosos o arenosos y, muchas veces, salinos; encontramos arbustos como tolilla, añagua, tramontana y chijua, pastos muy duros y cardones con fibras blancas que reflejan la luz del sol, jarilla y retama, entre otros. Pero en general la vegetación de la provincia es típica del monte, con predominio de los arbustos xerófilos espinosos, de una cubierta herbácea pequeña y rala, que deja al descubierto grandes extensiones de suelo arenoso y pedregoso o incluso de roca viva.

Los arbustos más característicos son jarilla, monte negro, atamisque, brea y tintinaco, junto a arbolitos bajos y retorcidos como el chañar, cactus y pastos de distintos tipos.

En los suelos salitrosos se destacan las halófilas, mientras que en los escasos lugares donde afloran aguas subterráneas se congregan cortaderas y otras plantas hidrófilas. Los árboles son casi excepcionales: solo en la vecindad de las Sierras Pampeanas quedan algunos algarrobos de la cuña boscosa que penetraba por el noroeste y que fue sometida a la tala sistematizada.

Dada la escasa cobertura vegetal, la población faunística se caracteriza por su pobreza, ya que no encuentra el alimento abundante que permita su multiplicación. Paradójicamente, al dificultarse la instalación humana en extensas áreas, se ha permitido una mayor pervivencia de las especies animales, a diferencia de lo ocurrido en otras regiones.

Los animales más abundantes son los roedores, como vizcacha, cuis, rata y tuco-tuco. Entre los carnívoros se destacan el zorro, el hurón, el puma y el gato montés, y entre las aves, el avestruz petiso y el cóndor. El animal más típico de esta región es la vicuña. Si bien habita las alturas superiores a los 3 000 m, ha sido perseguida por su valioso pelaje. En este sentido, San Juan ha prohibido totalmente su persecución y ha creado un Parque Nacional en el cual se realizan estudios para probar la factibilidad de la cría en cautiverio.

 

Áreas naturales protegidas

Ya sea por la magnitud territorial que poseen o por su distribución geográfica, las Áreas Protegidas de la provincia de San Juan contienen una gran parte de la diversidad biológica de la región. Además las mismas conservan el patrimonio arqueológico de diferentes culturas indígenas, yacimientos paleontológicos de interés científico internacional y bellezas paisajísticas de singular atractivo.

Del total de áreas protegidas en la provincia encontramos parques y reservas nacionales, parques y reservas naturales, de uso múltiple, de biósfera, paisaje protegido, refugio de vida silvestre y monumento natural. Todos ellos se encuentran bajo la administración provincial, privada o mixta.

Parque Nacional El Leoncito, fue creado bajo el status de Reserva Natural Estricta en el año 1994 y Parque Nacional en 2002, resguarda una muestra en buen estado de las comunidades típicas de la Precordillera Cuyana. Se protegen también sitios históricos, yacimientos paleontológicos y áreas de interés arqueológico, incluyendo una parte del trayecto del Camino del Inca.

Funcionan allí dos observatorios: el Complejo Astronómico El Leoncito (CASLEO), que constituye uno de los centros mejor equipados del país, y el Observatorio Astronómico Dr. Carlos U. Cesco.

Parque Nacional San Guillermo, creado para conservar el hábitat de la mayor concentración de camélidos de Argentina. Con el nacimiento de la Reserva Provincial San Guillermo, de la cual una parte constituye ahora el Parque Nacional, las poblaciones de vicuñas se fueron recuperando en forma notable. Este parque compone, junto a la vecina reserva provincial, la Reserva de Biósfera San Guillermo, una categoría de manejo internacional controlada por el Proyecto “El hombre y la Biósfera” (MAB), de las Naciones Unidas.

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