Relieve e Hidrografía de Mendoza

Las formas del terreno de la provincia de Mendoza están vinculadas al pasado geológico que originó las grandes unidades de relieve.

El ambiente montañoso que se desarrolla al oeste está integrado por varias formaciones que disminuyen su altura hacia el este: la Cordillera de los Andes con sus dos unidades estructurales (Cordillera del Límite o Principal al oeste y Cordillera Frontal al este) y, en transición a la llanura, la Precordillera y el Bloque de San Rafael.

 La Cordillera Principal es el resultado de un plegamiento joven y forma un encadenamiento uniforme de gran altura. Sus cumbres llevan la divisoria de agua entre las pendientes atlántica y pacífica y señalan la frontera con Chile. Entre sus picos elevados se destaca el cerro Aconcagua, siendo la mayor elevación del continente americano como resultado del levantamiento tectónico de la cordillera. Se encuentran también gran número de volcanes, los más importantes son Tupungato, Maipo, Overo y San José.

La red de drenaje, alimentada por la fusión del hielo y la nieve, es muy densa y los taludes de escombros se hacen muy frecuentes por la escasísima cubierta vegetal. Solo las cumbres más altas poseen glaciares, pues el límite inferior de las nieves eternas es muy elevado debido a la aridez y la fuerte insolación.

La Cordillera Principal se continúa hacia el sur y penetra en la provincia de Neuquén. Hacia el este se extiende la Cordillera Frontal, la unidad más antigua, aunque rejuvenecida por efectos del movimiento andino. El límite geomorfológico entre ambos encadenamientos no es demasiado evidente por ser prácticamente adyacentes. Sin embargo, desde el punto de vista geológico existen grandes diferencias entre las dos y su separación puede trazarse por el contacto entre las rocas.

Los principales cordones de la Cordillera Frontal son del Tigre, del Plata, del Portillo, Santa Clara, de las Llaretas y Carrizalito. El relieve es muy accidentado y está formado por bloques elevados que no configuran una cadena continua, pero que se destacan sobre las antiguas planicies de erosión con cumbres que superan los 5 000 m. Los desniveles son muy pronunciados y los faldeos orientales presentan bruscos paredones de casi 3 000 m sobre el nivel del piedemonte.

Los ríos descienden violentamente por las profundas gargantas. Al este de la Cordillera Frontal se halla el Valle de Uspallata, extensa depresión de origen tectónico que la separa de la formación precordillerana.

La Precordillera es un macizo antiguo de menor altura, desarrollada a modo de cuña frente a la Cordillera. Debe su actual fisonomía como estructura de montaña a los movimientos de la orogenia andina. Vestigios de este proceso de ascenso se observan en las profundas gargantas transversales, labradas durante un período de rejuvenecimiento.

La Precordillera se inicia en la provincia de La Rioja, forma en Mendoza las Sierras de Villavicencio y Uspallata y termina sobre el margen derecho del río Mendoza, un poco al sur de la localidad de Cacheuta. El relieve muestra los efectos de un intenso desgaste erosivo provocado por la desagregación de las rocas. La red de drenaje evidencia la falta de precipitaciones pluviales, pero también los desbordes que suelen ocurrir durante los deshielos primaverales.

Al sudeste, separado del área cordillerana por una zona llana cubierta por sedimentos relativamente modernos, se ubica el Bloque de San Rafael. Su estructura baja está formada por materiales muy antiguos, erosionados y levantados durante los movimientos terciarios. Mantos de lavas recientes, provenientes sobre todo del Cerro Nevado, lo recubren parcialmente. Los ríos Diamante y Atuel lo cruzan por profundos cañones.

El oriente mendocino es dominio de las planicies y depresiones que desde el piedemonte cordillerano llegan hasta el curso del río Desaguadero, solo interrumpidas por las pequeñas elevaciones de las Huayquerías. La Travesía es una extensa zona llana, conocida por sus condiciones desérticas, que se interpone entre el ambiente montañoso del oeste y las sierras de San Luis. Bajo el ciclo de aridez actual predomina la erosión eólica intensa y es frecuente la formación de médanos.

Prácticamente no hay drenaje superficial y los cauces de los ríos alóctonos están secos por su intenso aprovechamiento para riego o generación de hidroelectricidad en las áreas pedemontanas.

Al oeste de la llanura emergen las Huayquerías, que también formaron parte de la cuenca deprimida pero fueron levantadas por la orogenia andina. Son formaciones muy erosionadas y surcadas por una gran cantidad de arroyos temporarios y antiguos cauces. Entre ellas y la cordillera se encuentra la Depresión de los Huarpes, que se prolonga hacia el sur unos 300 km hasta el gran bajo de la Laguna de Llancanelo, rodeada por un área salina.

El sur es el dominio de La Payunia, con su conjunto de manifestaciones volcánicas modernas, que indica una transición hacia el paisaje patagónico. El Volcán Payún es el relieve más característico de esta región, con grandes superficies cubiertas por mantos de lavas. Un rasgo común es la falta de drenaje y la existencia de cuencas cerradas o depresiones salinas.

Todos los ríos nacen en la montaña y al llegar a la llanura interrumpen sus cauces debido al intenso aprovechamiento para el riego de los cultivos. Se alimentan del deshielo primaveral, mientras que durante el resto del año prácticamente no llevan agua. Exceptuando los ríos Barrancas y Grande, que forman el Colorado, toda la red fluvial mendocina corresponde a la cuenca del Desaguadero.

Los ríos, al salir de la llanura, han constituido en el piedemonte enormes conos aluvionales que son las áreas donde se concentra la mayor parte de la población. Tal es el caso del área rural que rodea la ciudad de Mendoza, situada en la zona de contacto entre el piedemonte y la llanura oriental, que aprovecha las aguas del río al que da su nombre.

La característica de sus cursos superiores es que son encajonados, lo que ha favorecido a la instalación de represas y diques; mientras que sus recorridos en las zonas bajas facilitaron el tendido de la compleja red de canales de riego que conduce el agua hasta las fincas.

República Argentina     40 117 096 habitantes.

Provincia de Mendoza     1 738 929 habitantes.

 

El río Mendoza se forma de la unión de los ríos Tupungato y Las Cuevas y recibe las aguas de los Arroyos Horcones, Santa María y del río Las Vacas, que desciende del Aconcagua. Al sur corre el Tunuyán, que nace en el cerro Tupungato, cruza las Huayquerías y se desvía hacia el norte acercándose al Mendoza. Las aguas de los ríos Diamante y Atuel benefician al gran oasis austral ubicado en San Rafael y General Alvear.

El Diamante nace al pie del Volcán Maipo, en la laguna homónima, y, después de engrosar su caudal con los aportes de multitud de afluentes, cruza la Depresión de los Huarpes y se encamina al colector atravesando la llanura al norte de la Sierra Pintada.

El Atuel, cuya cuenca de alimentación se halla en las cercanías del Volcán Overo, atraviesa la depresión y se interna en el ámbito del Bloque de San Rafael. Allí ha labrado una estrecha garganta en la que forma los Saltos del Nihuil, aguas arriba de los cuales se ha instalado la presa de embalse a la que da nombre, complementada en el cañón por el Dique y Embalse Compensador de Valle Grande.

Completa las instalaciones una serie de usinas hidroeléctricas que aprovechan la energía generada por el escurrimiento de los caudales y los fuertes desniveles.

Encontramos espejos de aguas artificiales, como el Nihuil, el Carrizal y Potrerillos, entre otros, que contribuyen al aprovechamiento del agua.

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