Historia de Mendoza
En 1551, bajo las órdenes de Francisco de Villagra, ingresaron a estas tierras los primeros españoles. Llegaron desde Perú con el fin de unirse a Pedro de Valdivia, gobernador de Chile. Al no poder cruzar por los pasos cordilleranos, que estaban cubiertos de nieve, Villagra tuvo que pasar el invierno con los indios huarpes. Entabló una buena relación con ellos y exploró la región hasta el río Diamante.
Sin embargo, el primer asentamiento hispánico data del año 1561. Estuvo a cargo del capitán Pedro del Castillo, quien fundó la ciudad en el valle de Huentata, con el nombre Ciudad de Mendoza del Nuevo Valle de La Rioja. La ubicación inicial estaba en lo que actualmente se conoce como La Media Luna en el distrito de Pedro Molina, departamento de Guaymallén. Un año después, el 28 de marzo de 1562, Juan Jufré trasladó la ciudad hacia el oeste, en la posición actual de la plaza Pedro del Castillo.
Los huarpes no fueron sometidos ni exterminados por la conquista, sino que simplemente se mestizaron e integraron con la población inmigrante española.
El territorio mendocino formaba parte de la Capitanía General de Chile, dependiente del Virreinato del Perú. En 1776 se creó el Virreinato del Río de la Plata y Mendoza pasó formar parte de esta nueva administración.
En 1813, el Segundo Triunvirato determinó que la provincia, junto con San Juan y San Luis, formaran la Intendencia de Cuyo, con cabecera en la ciudad de Mendoza.
Entre 1814 y 1817 se preparó el Cruce de los Andes, a cargo del general don José de San Martín, quien había sido nombrado Gobernador-Intendente de Cuyo. Contó con la colaboración activa de miles de mendocinos y cuyanos, incluidas las Patricias Mendocinas.
Además de su tarea militar, el general fue un gran administrador de la ciudad, dejando obras que perduran hasta la fecha, como la Alameda.
El 1 de marzo de 1820 se firmó el acta por la que Mendoza, San Luis y San Juan rompían los lazos que los unían a la Intendencia de Cuyo y adquirían soberanía como estados provinciales independientes.
Luego de este proceso de autonomía de cada provincia, Mendoza aceptó de inmediato la Constitución Nacional de 1853. Al año siguiente dictó su propia constitución provincial, para finalmente ser sancionada en febrero de 1916.
En 1861 la ciudad fue destruida por un terremoto, lo que llevó a reconstruirla un kilómetro al sudoeste de donde estaba ubicada.
Hacia 1884 llegó el ferrocarril y con él una importante cantidad de inmigrantes que colaboraron en la evolución de Mendoza.