Clima de La Rioja
La provincia se encuentra bajo dos tipos de clima: el clima árido de alta montaña, con temperaturas medias anuales inferiores a los 15°C, amplitudes térmicas diarias y anuales muy marcadas, y precipitaciones níveas y puntuales; y el clima árido de sierras y bolsones, con temperaturas medias anuales entre los 15 y los 20°C, amplitudes térmicas muy marcadas, tanto en el día como en el año, y precipitaciones insuficientes, torrenciales y en verano.
Por su extensión y altura, los cordones andinos condensan la escasa humedad del aire en forma de nevadas. Esa humedad es aportada por los vientos de altura provenientes del oeste, que luego se transforman en vientos descendentes, turbulentos y de efecto desecante, como el Troyano, semejante al Zonda, que desciende a gran velocidad a través de las quebradas de su nombre.
Las masas de aire húmedo que a baja altura se desplazan por el territorio riojano provenientes del nordeste, enfrentan la sucesión de sierras interpuestas en su trayecto y precipitan en forma de lluvia sobre las vertientes orientales, mermando su monto hacia el oeste. Consecuentemente, la aridez, principal rasgo del clima riojano, se incrementa es ese rumbo.
La altitud de los cordones montañosos contribuye a aumentar los efectos de la continentalidad, manifiesta en las grandes fluctuaciones térmicas, estacionales y diarias, que superan los 40°C de amplitud, tanto en los llanos orientales como en los valles occidentales.
Si bien la aridez reinante restringe el asentamiento de la población, sus principales actividades económicas encuentran en la sequedad del aire y en la intensidad de la insolación, originadas por la posición latitudinal y la escasa nubosidad, las mejores posibilidades para el desarrollo de los cultivos mediterráneos que los distinguen, como el olivo, el nogal y la vid, entre otros.