Relieve e Hidrografía de Jujuy
Toda la provincia se encuentra ubicada sobre el reborde occidental del macizo de Brasilia. La orogenia andina del terciario tuvo gran influencia en Jujuy, ya que los violentos empujes provenientes del oeste elevaron en conjunto el bloque puneño a gran altitud y lo sometieron a dislocaciones que formaron las cuencas y las sierras interiores, mientras que los bloques de rocas y mantos sedimentarios adosados al borde oriental fueron fracturados y sobreelevados, conformando la actual cordillera Oriental.
La mayor proporción del territorio jujeño está dominado por la Puna, altísima meseta cuya altura media, siempre superior a los 3 500 m, se registra en todo el sector noroeste de la provincia y conforma el típico ambiente de una penillanura, es decir, una superficie suavemente ondulada donde emergen restos de montañas más resistentes a la erosión. Se destacan serranías o líneas de cordones montañosos alargados de predominante rumbo norte-sur y macizos volcánicos recientes, cortos y transversales.
Los salares y las salinas, otros elementos característicos de este paisaje desértico, son resultado de esa actividad ígnea, ya que las sales contenidas en los mantos de rocas fueron lavadas, transportadas y precipitadas, formando así costras continuas de variado espesor. Las sales se concentran en el fondo de las depresiones interiores, que son cuencas de drenaje centrípeto de fondo chato, rellenadas también por los materiales provenientes de la disgregación de las rocas; además representan un gran valor para la economía.
La elevada altura, que genera escasez de oxígeno, falta de precipitaciones, casi nula red hidrográfica, pobrísima cubierta vegetal y singular dureza del clima, explica la ausencia del hombre, salvo en algunas concentraciones donde el intercambio fronterizo y la explotación minera lo requieran.
La Cordillera Oriental conforma un alto paredón adosado al borde de la Puna, que se presenta como una angosta y elevada faja de rumbo norte-sur, dificultando el acceso de los vientos orientales.
La cordillera Oriental ingresa a Jujuy como Sierra de Santa Victoria y a partir del abra de Tres Cruces se despliega en dos cordones principales: al oeste, las Sierras de Aguilar y de Chañi, y al este, las Sierras de Zenta y Tilcara, que terminan de enmarcar por el naciente a la Quebrada de Humahuaca, el elemento más característico de este sistema. Esta formación consiste en un profundo surco de erosión fluvial que separa a los encadenamientos antes nombrados.
Entre Tres Cruces y el Valle del Jujuy, separados por unos 180 km, la diferencia de altura es de unos 2 300 m, lo que explica el poder de arrastre del río Grande que la recorre.
Confluyen en ese río una serie de cursos menores que disecan el frente de las empinadas laderas flaqueando la quebrada. Esta se presenta angosta, de un ancho siempre inferior a los 2 000 m, y en algunos puntos se estrecha hasta 200 m. Sin embargo, constituye el principal y casi obligado camino natural que permite sortear los empinados cordones de la cordillera Oriental y ascender a la Puna desde el Valle del Jujuy.
El Valle del Jujuy consiste en una cuenca de hundimiento tectónico rellenada por sedimentos. Ancho, nivelado y surcado por abundantes cursos de agua, constituye el principal receptáculo de población de la provincia.
República Argentina 40 117 096 habitantes.
Provincia de Jujuy 673 307 habitantes.
Las Sierras Subandinas son montañas bajas, de altura promedio de 1000 a 1 500 m, que se alinean en sentido nornordeste–sursudoeste. Angostas y alargadas, presentan el aspecto de un relieve joven.
El tramo jujeño del sistema subandino se encuentra separado en dos grupos por el amplio y llano valle del río San Francisco: por un lado, al pie de la cordillera Oriental, las Sierras de Zapla, Ledesma y Calilegua; y por otro lado, en el extremo sudeste de la provincia, las Sierras de Santa Bárbara, Centinela y del Maíz Gordo, en la frontera salteña.
El clima puneño no facilita la formación de una red fluvial organizada y los escasos cursos no son más que arroyos temporarios de caudal notorio que se vuelven torrenciales solo en primavera y verano, que coinciden con los deshielos y las escasas lluvias estacionales. También pueden producirse crecientes diarias debido al proceso de congelamiento nocturno y deshielo matinal que ocurre en las altitudes, donde sí existen cauces permanentes.
Esos cursos de agua concluyen al arribar al llano, donde se infiltran en la masa de escombros. Los pocos caudales algo mayores escurren hacia el fondo plano de las depresiones interiores y es común que se pierdan por evaporación e infiltración, dejando en estos casos los clásicos depósitos salinos.
Toda la Puna sería entonces una cuenca cerrada, sin desagüe al mar, si no fuera por los cursos que asoman en su extremo noroeste y que reunidos en el río Grande de San Juan, que forma límite con Bolivia, constituyen los subafluentes más meridionales de la cuenca del río Pilcomayo.
El resto del territorio forma parte de la cuenca superior del río Bermejo, compuesta, en esta provincia, por un solo curso que va cambiando de nombre. El colector tiene sus nacientes a más de 3 500 m de altura, en el abra de Tres Cumbres, es decir, en las laderas de la cordillera Oriental, y con el nombre de río Grande recorre íntegramente la Quebrada de Humahuaca.
La gran cantidad de materiales sueltos que se encuentran en las laderas solo pueden ser transportados imperfectamente, dada la insuficiencia de caudal en la mayor parte del año, fruto de la estacionalidad de las precipitaciones.
Al arribar al valle del Jujuy, el río Grande recibe muchos afluentes por su margen derecha, que provienen de los Nevados del Chañi, y sobre los cuales se ha erguido una variedad de presas y diques con el fin de aprovechar sus inconstantes caudales e impedir los daños de las grandes crecidas.
Una vez doblado el codo de la Sierra de Zapla, el río (denominado a esa altura Grande de San Pedro) ingresa en el Valle de San Francisco, conocido como El Ramal. A partir de la unión con el río Lavayén toma un rumbo meridiano y desagua en el Bermejo, en Salta, como río San Francisco. En este último tramo se convierte en un río ancho y caudaloso, que se beneficia por ser el principal colector de los abundantes cursos que se originan en las bien regadas Sierras Subandinas.