Clima de Entre Ríos

El clima es un factor de primer orden en la configuración del paisaje entrerriano, por su influencia en la red hídrica y por las manifestaciones del tapiz vegetal que evidencian las diferentes aptitudes de esta región para la actividad agrícola.

La provincia se inscribe dentro del área de transición del clima subtropical sin estación seca al templado pampeano, no tanto por efecto de las variaciones de la radiación solar sino por la acción de distintas masas de aire que tienen lugar sobre el territorio. Por su latitud y su vecindad a la costa atlántica, el clima está influido por el anticiclón del Atlántico Sur, cuyo desplazamiento, ya sea en dirección norte o sur, provoca un incremento de las precipitaciones en primavera y en otoño.

Su relieve permite también el ingreso de las masas de aire cálido del norte y frío del sur, que se suceden en forma casi cíclica de una semana a otra.

A lo largo de un arco trazado desde la confluencia del Feliciano-Paraná hasta Salto Grande, se ubica la discontinuidad climática que divide el territorio en dos zonas: norte y sur.

Al norte, el clima subtropical sin estación seca, tiene temperaturas elevadas, medias anuales superiores a 20°C, lluvias abundantes que exceden los 1 300 mm anuales y un alto tenor de humedad en el ambiente.

Hacia el sur se define el clima templado pampeano, de rasgos más suaves, con medias anuales de lluvias superiores a 900 mm y temperaturas que se mueven dentro de un promedio anual de 18 a 20°C -decrecientes de nordeste a sudoeste-, con escaso contraste estacional y leve riesgo de heladas. Este último fenómeno climático se produce más en el sur que en el norte, lo que da a la zona septentrional aptitud para los cultivos subtropicales.

Debe destacarse que la zona del Delta se diferencia claramente por la acción moderadora de las temperaturas ejercida por los grandes espejos de agua permanente y por un alto tenor de humedad en el aire que estimula el desarrollo de especies vegetales propias de climas de bajas latitudes.