Relieve e Hidrografía de Corrientes

Si bien sobre este territorio dominan las formas llanas, el relieve desciende de este a oeste en forma escalonada. El primer nivel está constituido por la terminación de la meseta misionera, profundamente erosionada, que baja hacia la cuenca plana e inundable del río Aguapey.

El segundo es un extenso bloque ensanchado hacia el sur, que se inclina en distintas direcciones volcando sus aguas alternativamente al este, sur y oeste, quebrando abruptamente su superficie en la línea de falla que, con orientación nordeste-sudoeste, corta la provincia desde Ituzaingó hasta Esquina, siguiendo el curso del río Corrientes. Allí se define el tercer escalón que desciende hacia una gran cubeta sedimentaria, dominio de esteros y lagunas.

Los dos grandes colectores fluviales imprimen características especiales a las franjas costeras. Por un lado, el río Paraná, curso divagante y múltiple, corre entre zonas bajas e inundables, generando gran número de islas y rozando el pie de la barranca, como lo hace en el puerto de Corrientes sólo en contadas ocasiones. Por otro lado, el río Uruguay avanza por un curso único, encajonado entre barrancas, dotado de escasas islas y bancos de arena, y se precipita con fuerza cuando su lecho rocoso se quiebra en saltos y rápidos.

Estas discontinuidades se explican desde el momento en que una colada basáltica cubrió casi toda la superficie de la actual provincia de Corrientes.

Esa base, paulatinamente sepultada por sedimentación posterior, aflora en la actualidad en las riberas del Uruguay, en las barrancas de sus afluentes o en diversos lechos fluviales. Ella origina desniveles tales como los rápidos de Apipé en el Alto Paraná o el gran número de rápidos del Uruguay superior, cuyas características darán lugar al Complejo Hidroeléctrico Yacyretá Apipé en el primero y al futuro Complejo Hidroeléctrico Garabí y San Pedro en el segundo.

República Argentina 40 117 096 habitantes.

Provincia de Corrientes 992 595 habitantes.

En cuanto a la formación de su relieve, la provincia se caracterizó por una asimetría marcada entre sus sectores oriental y occidental: el primero elevado y sometido al efecto de la erosión y el segundo deprimido y afectado por una intensa sedimentación. Los movimientos que acompañaron la formación de Los Andes fracturaron el territorio en bloques que se desplazaron verticalmente.

De esa manera se generó la falla que arranca a la altura de los Saltos de Apipé y sigue por el borde de la cuenca del Iberá hasta formar el extenso bajo por donde se desplaza ahora el río Corrientes. Al oeste de esa línea quedaron las zonas deprimidas: al sudeste la planicie elevada del Palubre y hacia el nordeste los malezales del Aguapey-Miriñay, separados por otra importante falla que empalmó con la anterior a la altura del río Miriñay.

Posteriormente, el Alto Paraná, que primitivamente se volcaba en el Uruguay a través del Aguapey, fue desplazándose sucesivamente hacia el oeste hasta que en la última era geológica una nueva falla lo encauzó en su tramo actual. A medida que atravesaba la depresión occidental, el río fue formando sucesivas llanuras aluviales con valles y albardones que quedaron sometidos a la acción erosiva del viento. Sobre este paisaje se desarrolló la extensa zona de esteros y lagunas que se aprecian en la actualidad.

En el noroeste, el agua actúa provocando la erosión, mientras que en el centro y nordeste del territorio tienen incidencia decisiva las inundaciones provocadas por los desbordes fluviales o por las malas condiciones de drenaje que dan lugar a la acumulación superficial de las aguas.

La red de drenaje es muy heterogénea: cursos con bajo número de afluentes, como en los casos de Aguapey y el Chimiray, forman una red ramificada y densa en el sur, con arroyos que se precipitan a la ribera izquierda del río Corrientes y a la derecha del Miriñay; y por último, el complejo de lagunas y esteros que caracteriza a la provincia y que no integra un sistema hidrográfico organizado, ya que los ríos se hallan en los comienzos de su ciclo erosivo y no han alcanzado todavía los esteros de sus cabeceras.

Por esa razón y por las abundantes lluvias regionales, el desagüe general de la zona resulta muy lento.

Las lagunas corresponden a las partes más profundas de la cuenca, que alcanzan los 3 m. Las más importantes de nordeste a sudoeste, son las de Galarza, Luna, Iberá, Fernández, Medina, Trin e Iratí, integradas a los Esteros de Iberá, que en épocas de grandes crecientes fluyen hacia los ríos Corrientes y Miriñay.

Los esteros se encuentran ordenados en líneas paralelas de rumbo nordeste-sudoeste: al este los de Iberá y Miriñay; luego los de Ipicú y Carambola; en otra línea los de Batelito y Batel, ocasionalmente conectados al río Corrientes; más al norte el de Santa Lucía; luego los de San Lorenzo y Longaniza, y finalmente los de Maloyas y Riachuelo.

Los valles, muy amplios en la zona de la desembocadura, son sensibles a los efectos de las crecientes de los ríos colectores, que impiden desaguar a sus tributarios, les obligan a desbordar sobre ambas márgenes y generan una amplia zona de bañados en la terraza inundable. Esta configuración ha originado, en el Embalse de Salto Grande, profundas ramificaciones que se internan en los valles de los ríos Mocoretá, Timboy y Miriñay.

Al bordear territorio correntino, el Alto Paraná es un río de valle amplio que se abre en varios brazos y encierra grandes islas, como las de Yacyretá (paraguaya) y las de Ibicuy, Talavera, Apipé Grande, Apipé Chico y otras menores.

En la ribera correntina, la amplia sinuosidad del curso que erosiona la elevada barranca posibilita la instalación del Puerto de Ituzaingó. Pese a las restricciones a la navegación, el río ha sido la vía de comunicación obligada antes de que se pavimentara la Ruta Nacional 12 que lo costea. En la actualidad sigue la falla de rumbo norte-sur y acrecienta su caudal y su aptitud para la navegación.

Con el aporte del río Paraguay se incrementa considerablemente su carga de materiales en suspensión, que se generan principalmente en la cuenca del Bermejo y originan una gran cantidad de islas que reducen la aptitud portuaria de las riberas a unos pocos puntos.

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