Relieve e Hidrografía de Córdoba

La provincia se halla ubicada sobre las Sierras Pampeanas y la Llanura Chaco-Pampeana.

Los relieves serranos, ubicados al noroeste del territorio, forman una franja ancha y compacta, integrada por cordones paralelos hasta las Salinas Grandes, desde aquí pierden continuidad, se desvían hacia el nordeste y se contornean con una serie de sierras aisladas, separadas por la abra de Deán Funes. Las serranías del nordeste son de escasa altura y encierran llanos y abras de fácil acceso, a través de las cuales se conectan el noroeste y el litoral.

La carencia de cursos de aguas superficiales limita las posibilidades de la instalación de poblaciones agrícolas. Al sudoeste de Deán Funes se definen cordones serranos de gran continuidad y altura, de rumbo meridional, que dificultan la circulación en el sentido de los paralelos. En el eje central se destacan la Sierra Grande y la de Comechingones, que presentan las alturas culminantes del sistema y significan una barrera climática de decisivo papel en la conformación de la red hidrográfica provincial.

Su disponibilidad de agua y su clima moderado han jugado un papel de primer orden como elemento fijador de la población.

República Argentina                          40 117 096      habitantes.

Provincia de Córdoba                                      3 308 876      habitantes.

Debido a los movimientos tectónicos que levantaron la Cordillera de los Andes, el suelo cordobés se fracturó en bloques que ascendieron formando sierras o se hundieron dando lugar a valles longitudinales. En la actualidad quedan indicios de actividad volcánica, manifestados como conos basálticos en la Pampa de Pocho y en el extremo sur de la Sierra Grande.

La mayoría de las sierras presentan un violento declive hacia el oeste y una pendiente suave hacia el este. La cumbre de la Sierra Grande es una peniplanicie de altura (Pampa de Achala).

Los bloques hundidos han dado lugar a los valles de Punilla y de Calamuchita, en parte rellenados por los materiales sueltos que bajan desde las sierras.

Al este de las sierras, la llanura oriental ocupa el 80% del territorio provincial. Su pendiente muy suave declina desde 500 m de altura al pie de la sierra, hasta 100 m en el límite con la provincia de Santa Fe. Tiene las características de la llanura Chaco-Pampeana y en ella se asienta el desarrollo agropecuario basado en la producción de cereales y carne.

Su aparente horizontalidad presenta algunas anomalías: por una parte, existe un pequeño umbral que separa la cuenca de la laguna de Mar Chiquita al norte, hacia la que escurre el río Quinto; por otro lado, puede distinguirse una zona deprimida al este y otra alta, de mayor pendiente, al oeste.

La zona baja coincide con el sector de máximo hundimiento de la fosa pampeana, causante de cuencas lacustres, cañadas, esteros y pantanos, y  padece de inundaciones en años lluviosos. Está limitada por dos fallas principales: al este una bien definida, la del Borde de los Altos, y al oeste una menos notoria, coincidente con los afloramientos situados entre Los Remedios y La Merced.

Al oeste de esta falla se extiende la zona alta, caracterizada por estar constituida por rodados gruesos y arenas con intercalaciones de materiales más finos, a veces removidos por el viento. En general, la potencia de estos depósitos disminuye de espesor paulatinamente de norte a sur y de este a oeste, donde afloran las sierras.

Es frecuente el predominio de material sedimentario de origen eólico, sobre el que evolucionaron los suelos más característicos de la llanura cordobesa, profundos y ricos en materia orgánica de gran fertilidad. Sin embargo al sudoeste, el predominio de grandes mantos de materiales arenosos, a veces en forma de médanos fijos por la vegetación, ha originado suelos frágiles, fácilmente erosionables por el viento cuando son sometidos a un mal manejo.

Los llanos occidentales y la depresión de las Salinas Grandes son cuencas cerradas y profundas, cuyos fondos sufren un constante ascenso provocado por las aguas que descienden de las sierras arrastradas por los torrentes.

Las formas del relieve han determinado la configuración de la red de drenaje, cuyo régimen depende de las condiciones del clima. La Sierra Grande es el principal centro dispersor de aguas y en ella nacen numerosos ríos de cauce que han labrado estrechas gargantas al levantarse los cordones serranos que atraviesan, como por ejemplo, el río Primero al cruzar la Sierra Chica. En estos puntos se han instalado obras de ingeniería que han formado lagos y embalses.

Todos los ríos se caracterizan por un régimen irregular con máximos caudales en la temporada estival, época de las mayores precipitaciones, durante la cual pueden llegar a convertirse en devastadores torrentes que arrasan con todo a su paso y desbordan sobre las zonas bajas.

En épocas de sequía sus caudales merman casi hasta desaparecer, debido a la actividad conjunta de varios factores: carencia del aporte de sus fuentes de alimentación, evaporación por radiación solar, infiltración en materiales muy permeables al disminuir la velocidad de escurrimiento y agotamiento por usos económicos.

Esas características impulsaron la construcción de represas y embalses de función múltiple con el objeto de regular los caudales y producir energía y abastecimiento de agua para consumo e irrigación.

La más antigua de estas represas es la del Dique San Roque, que regula las aguas del río Primero, al que se asocia el nacimiento y sustento de la ciudad de Córdoba. Este río es tributario de la laguna de Mar Chiquita, hacia ella convergen además el río Dulce o Salí, el río Segundo y otros cursos menores. En la cuenca superior del río Segundo se encuentra el embalse Los Molinos. 

Los ríos Tercero y Cuarto, que concurren para formar el río Carcarañá, son los únicos de la provincia con salida al río de la Plata a través del Paraná. Por el uso intensivo de sus caudales, su curso inferior sólo lleva aguas en ocasión de lluvias extraordinarias. Sobre el Tercero en su cuenca superior se ha instalado el embalse de Piedras Moras.

El río Quinto, que surca el extremo sudoeste de la provincia, aporta aguas de las sierras de San Luis y se pierde en los bañados de La Amarga.

Otros ríos menos caudalosos tienen gran importancia local: hacia la cuenca de Los Llanos vierte el río de los Sauces, embalsado por la Represa Ing. A. Medina Allende, antes conocida como dique La Viña.

A la cuenca de las Salinas Grandes pertenecen los ríos Pintos, Ávalos y  Candelaria, que alimentan el Embalse Cruz del Eje. Hacia las salinas escurre el Pichanas.

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