Relieve e Hidrografía de San Luís

Las sierras pampeanas tienen una distribución irregular en San Luis. Al oeste, entre el cauce del río Desaguadero y la larga cañada de drenaje divergente que une las depresiones de Pampa de las Salinas al norte y Salina del Bebedero al sur, se extienden las últimas estribaciones del llamado Sistema de Famatina o Cordón Occidental de las Sierras Pampeanas.

Constituyen un relieve cuya altura supera levemente el nivel de las llanuras circundantes que domina todo el noroeste de San Luis, planicies casi carentes de red hidrográfica, a excepción de ser las Cañadas de Vilance y de Balde al norte y sur respectivamente, por lo cual no son muy aptas para la instalación humana.

Al oeste se ubican, de norte a sur, las Sierras de las Quijadas, con los cerros de los Viejos, Portillo, Mogote, Alto Pencoso, y las Sierras El Gigante, en las que sobresalen los cerros Redondo y Nevado. Dichas cumbres no exceden los 1 300 m de altura.

En el centro se eleva la Sierra de San Luis, la unidad estructural más destacada del territorio. Consiste en un macizo de forma romboidal, coronado por una extensa penillanura fraccionada en bloques escalonados, sobre la cual se ubica, sin una orientación claramente definida, un conjunto de sierras y cerros que alcanzan su altura máxima con el cerro Retama, de 2 213 m.

Todo el grupo responde al estilo tectónico, tanto del empuje andino, claramente manifiesto en el bloque levantado al oeste y suavemente degradado al este, como de los movimientos más antiguos, visibles en las fallas noroeste-sudeste que surcan el bloque y que han permitido el surgimiento de efusiones volcánicas. Entre sus cerros se encuentran el Agua Hedionda y el Tomolasta o Sololosta.

 Al este se ubica el Valle de Renca o Concarán, de rumbo norte-sur, que surca el río Conlara, de unos 20 km de ancho. Dicho valle se cierra al sur con el original conjunto de Sierra del Morro, formado por una serie de conos volcánicos dispuestos en el semicírculo que rodea una depresión de 4 km de diámetro.

Al este del Conlara, aparece una serie de serranías que entronca con la Sierra de Comechingones, límite con la provincia de Córdoba, que constituye un bloque pampeano sobreelevado al occidente, con alturas superiores a los 1 000 m, de carácter abrupto. Del otro lado, en cambio, el declive es más suave. Se distingue el Cerro de las Ovejas. El cordón montañoso de Comechingones recorre aproximadamente 100 km.

La Sierra de San Luis termina por el sur en la Punta de los Venados, muy próxima a la ciudad capital, y continúa en una serie de cerritos y lomadas aislados en la llanura que, con la denominación de cerros y altos, enmarcan por el este la planicie de la Depresión de Bebedero, donde se ubica una salina que se explota industrialmente.

El sudeste de la provincia integra la región pampeana occidental, extensa planicie ondulada por domos y lomas con amplias áreas cubiertas por médanos. Solo encontramos al este algunas lagunas que ocupan las depresiones excavadas por el viento, reconocibles por su forma redondeada, producto de la alternancia de períodos climáticos secos y húmedos.

La red hidrográfica se organiza a través de dos colectores de cierta jerarquía: los ríos Quinto y Conlara. De cursos divergentes, ambos responden a dispositivos comunes. Con las nacientes en el cerro Tomolasta, centro de dispersión de las aguas en el macizo puntano, sus regímenes son de carácter netamente pluvial estival.

El río Quinto puede llegar a grandes crecientes, que dan una idea de la gran violencia de las crecidas excepcionales en veranos lluviosos. En el invierno los leves caudales se mantienen por el lento movimiento de las aguas infiltradas, que alimentan vertientes y ojos de agua.

Con el fin de mantener una provisión de agua constante y evitar las peligrosas crecidas, se han construido diques de embalse en sus cuencas superiores, utilizándolas también aguas abajo, ya sea extrayéndolas directamente con modernos sistemas de bombeo, o por diques niveladores o canales derivadores. Esto acelera la extinción del curso a medida que se aleja se las sierras.

Una vez que sale del llano en las cercanías de Mercedes, es un río alóctono que se transforma en un cauce intermitente y acaba por desaparecer en los bañados de la Amarga, al sur de Córdoba.

El río Conlara, que da vida a la serie de poblaciones alineadas en el valle de Concarán, por su margen izquierda recibe afluentes que drenan la penillanura; una vez ingresado en las planicies áridas del norte, también se insume en bañados.

Fuera de estos colectores, la sierra de San Luis genera a lo largo de sus otros frentes toda una serie de pequeños ríos y arroyos, con el mismo carácter torrencial y estacional, labrando profundas quebradas y agotándose al llegar a las planicies.

La magnitud de sus rápidas crecidas y la necesidad de regularlas, han llevado a la construcción de obras de contención como las de Potrero de los Funes y Cruz de Piedra (que abastecen de agua para consumo y producción de energía a la capital puntana, además de ser utilizadas para riego y conformar un polo turístico), el dique La Huertita, sobre el río Quines, y La Florida, entre otros.

La Sierra de Comechingones encauza la mayoría de sus aguas hacia el sector cordobés, donde se encuentran las nacientes de los ríos Tercero y Cuarto.

Fuera de estas áreas serranas casi no existen cursos de agua, sino tan sólo algunas cañadas.

Un antiguo lago, el Bebedero, es ocupado por una salina. Por otra parte, en el río Desaguadero-Salado, compartido con Mendoza, la intensa utilización que se hace de las aguas de sus afluentes y la aridez de las zonas que atraviesa, merman su caudal de tal forma que, por trechos, el río es una sucesión de charcos y lagunas.

Además hay un fenómeno establecido entre este y la salina del Bebedero: en las crecientes, parte de las aguas se deriva hacia ella y cuando vuelve se ha salinizado, lo que explica que a partir de dicho punto el Desaguadero cambie su nombre. El hecho hace más problemática su utilización.

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